viernes, 19 de agosto de 2011

I RUTA NOCTURNA "EL AVISPERO"



Por fin llegó la anunciada ruta nocturna del Avispero, y con buen nivel de participación a pesar de no ser las avispas animales nocturnos, aunque si el Sr. Charles Darwin hubiese visto como se adaptaron al medio en este caso, seguro que habría tenido que hacer algún tachón que otro en ciertos capítulos de su Teoría de la Evolución.
     Como podréis observar en las fotos, tanto la calidad personal como material fue de traca. Con el equipo que llevábamos podríamos haber recorrido la famosa Ruta 66 por la noche si hubiésemos querido; allí había desde lámparas de led último modelo, hasta dinamos de las que ya no pasan la ITV ni sobornando al técnico, pasando por linternas, frontales y creo recordar haber visto incluso algún candil de aceite. En cuanto a las bicicletas, como viene siendo habitual, estaba también toda la gama, predominando quizás las típicas que no se conciben sin la cesta metálica delantera y que, de haber llevado en ella un extraterreste y siendo por la noche el evento, seguramente habríamos visto sus siluetas volando perfiladas contra la luna como en aquella vieja película.
     En fin, que tras la tradicional foto de familia, tomamos rumbo hacia las entrañas de la noche, formando un curioso espectáculo de luces artificiales y reflectadas en los distintos ropajes, una serpiente enorme que, en la oscuridad, vista por delante parecía una procesión de blancas almas en pena en busca del perdón del espíritu de los llanos, y vista por detrás, el hipnotizante camino rojo marcado por las ninfas del champiñón para atraer al incauto caminante hacia sus mortales dominios.
     Tras estudiadas paradas en medio de la nada, donde nos empapamos de los ruidos de la noche y nos instruimos en ornitología y astrología (para quien no lo sepa, las ciencias que estudian los ornitos y los astrolos), volvimos a la “civilización” tras nuestros buenos 12 kilómetros a las espaldas, con el coche escoba de vacío y habiendo cazado solamente un pequeño gamusino que conserva en su nevera mi vecina Carmen por si alguien quiere cocinarse un ala, pata, o lo que quiera que tenga el bicho en cuestión. Última parada en el viejo molino que domina la villa con refrigerio anti-crisis, detallazo de la organización, y cada mochuelo a su olivo con los músculos a punto para el sueño o la fiesta según gustos y pensando en la próxima.


P.D. Por cuestiones técnicas es posible que alguien no aparezca en las fotos. Debido a la dificultad de hacer fotos por la noche  y a veces en movimiento, ha habido muchas que no se han podido aprovechar. No nos lo tengáis en cuenta, please y muchas gracias a todos por participar y apoyar.








   

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