sábado, 12 de noviembre de 2011

VIA VERDE DE ALCARAZ


RECETA DE OTOÑO: VÍA VERDE MANCHEGA EN SU JUGO.
Ingredientes:
-          35-40 amigos/as. (a mayor número mejor sabor)
-          El mismo número aproximado de bicicletas.
-          Vehículos de transporte.
-          Un recorrido asequible para todos los cuerpos. (con 50 kms podría valer, aunque se puede aumentar la dosis en caso de ser amantes de las comidas fuertes)
-          Destino con encanto (al menos uno).
-          Algún lugar para pasar la noche (según temporada).
-          Aliño de queso y productos de gorrino varios.

Tiempo de cocción: Un fin de semana (Ojo, los tiempos de cocción son aproximados, dependen en gran parte del paladar de los comensales).
Preparación:
     Primeramente se prepara un sofrito con los ingredientes principales y las bicicletas, haciendo pequeños paquetes con los vehículos disponibles, procurando no mezclar ingredientes que puedan reaccionar negativamente (si los hubiese) y se deposita en un lugar previamente acordado.
     A continuación se traslada todo el preparado al horno ya precalentado, con mucho cuidado de no agitar demasiado el contenido.
     Nota importante: Antes de meter el plato en el horno tener cuidado de separar minuciosamente el preparado y colocar a los amigos/as en su medida (aproximadamente uno por bicicleta) Es importantísimo que una vez hecho esto, los ingredientes más solidarios vuelvan a colocarse en los coches para servir de apoyo, ya que cuando el guiso rompe a hervir puede ser necesario retirar o añadir ingredientes.
     Una vez en el horno aliñar con paisajes otoñales, aire puro y pedaleo suave. Si se dispone en la cocina de túneles ferroviarios se puede ir añadiendo alguno de vez en cuando para que el preparado no se recaliente en exceso.
     A las cinco horas aproximadamente en el horno, se saca y se añade el destino con encanto (un truco: una vez hecho esto se pueden añadir dos o tres medidas de cerveza por cada ingrediente, ya que es el momento de mejor absorción, dando al guiso un toque achispado) y se deja reposar durante aproximadamente un hora.
     En este estado, el guiso ya no necesita tanta atención, solamente se echará un vistazo espolvoreando por encima productos de gorrino al gusto y, de gustar, alguna fruta o verdura, aunque esto solamente para adornar el conjunto. Dejar reposar un buen rato junto a la chimenea y añadir sopa y carne a granel.
     Cuando se considere que es el momento, (esto será indicado por un ligero color tostado del guiso) se pone a ebullición, macerando con licores caribeños que se irán absorbiendo poco a poco. Ojo en la realización de este paso, ya que demasiado tiempo en ebullición con una medida inadecuada de licor puede echar a perder el plato, dando un toque amargo que no gusta a todas las bocas.
     Si llegado este punto todo ha sido satisfactorio, se vuelve a pasar por el horno otras cuatro o cinco horas con el mismo aliño de esfuerzo físico moderado y, como paso final, se sirve en la mesa de algún restaurante acogedor donde se valorará si el plato necesita hojas de laurel o, por el contrario, unas gotas de limón.



OPINIÓN DEL CRÍTICO: Cuando se lleva un tiempo como crítico de cocina, uno debe afinar el paladar y valorar los platos que examina con lupa para distinguir entre los que son simplemente pasables o por el contrario merecen la consideración de excelentes y así poder aconsejarlos o no.
     Lo que me ocurrió cuando tuve la ocasión de probar el plato recomendado Vía Verde Manchega en su jugo no se podría describir con ningún otro de los sentidos que no sea el gusto, aunque intente transmitirlo con la confección de esta crítica.
     Se de buena tinta, por confianza con los cocineros del lugar donde lo probé, que los ingredientes principales eran inmejorables, siendo variados y diversos los grupos de edades y filosofías, lo que hizo del plato una amalgama de múltiples experiencias que este humilde crítico no tiene ocasión de saborear con la habitualidad que gustaría.
     Si a esto le unimos como destino el pueblo albaceteño de Alcaraz, centro neurálgico de la sierra con el mismo nombre y cuya plaza con sus dos torres parejas y con su “cobijo” para refrescar los gaznates tienen un innegable encanto para incluirlo como ingrediente de lujo, el éxito del guiso está asegurado, acabando de ganar fuerza gracias al lugar elegido para el reposo del plato, la Granja-Escuela “La Atalaya”, donde si algo puede eclipsar la personalidad del edificio, es la familiaridad de los anfitriones, que consiguieron que “sentirse como en casa” en este caso no sea una frase hecha.
     No puedo dejar de recordar la chimenea encendida y el mantel a cuadros rojos y blancos tapado a retazos por porrones de vino y platos repletos de manjares divinos que recibieron, justo en el momento que el frío empieza a hacer mella en los cuerpos, a 38 personas que tras el desgaste de todo el día, recorrían la bajada de dos kms. que separan la plaza y la granja de Alcaraz como si les fuera la vida en ello. Tal es así que desde entonces se oye comentar a las gentes del lugar que bicicletas de la más alta gama eran adelantadas por bicicletas de paseo de las de piñón fijo y cubrecadenas metálico, que la gente tumbaba en las curvas estirando la pierna interior para no perder trazada y que no hubo ninguno que no frenase derrapando cuando el asfalto se convirtió en arena. Y puede que no exageren demasiado.
     Ahora les animo, si disponen de tiempo, a contar sonrisas en las fotos, a pegarle un repaso a las felicitaciones recibidas en el facebook del club, a preguntar a cualquiera de los que asistieron o a entrever en cada línea de esta quizá demasiado larga crónica la ilusión con la que se ha escrito para así poder valorar si cocinar la Vía Verde Manchega ha merecido la pena.
    
GRACIAS A TODOS DE PARTE DE LA ORGANIZACIÓN POR EL APOYO RECIBIDO Y POR DIVERTIROS CON NOSOTROS Y GRACIAS DE NUEVO A LA GRANJA-ESCUELA “LA ATALAYA” POR TRATARNOS COMO AMIGOS ÍNTIMOS A TODOS. ASI SÍ SE PUEDE.

Aqui ponemos una muestra de las fotos,para ver el album completo: