Y hay que ver que gente más fuerte la de este año, tanto pedaleando como comiendo. Ya se les podían poner por delante migas ruleras o chuletas, que a buen hambre no hay pan duro. El único refrán que no trabajó fue el que dice que a falta de pan buenas son tortas, porque hubo de las dos. Las tortas tanto comestibles como físicas, el primer día las que se comen acompañadas de leche caliente y buñuelos, y a la vuelta las que no se comen, con dos leches que dejaron caliente a uno de los interesados y la rodilla como un buñuelo a otra. No preocuparse, que fueron dos salidas de pista sin mayor importancia, una por la izquierda y otra por la derecha, más que nada para cubrir los cuatro extremos del recorrido, que no se diga que no le sacamos partido al terreno.
Todavía se me saltan las lágrimas recordando la llegada a Alcaraz con la lluvia y un perro negro pisándonos los talones y, como a quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija, al no ver árboles ni sombras, nos metimos en “el cobijo” de la plaza, que nos surtió adecuadamente de “lubumbas” (bebida típica ochentera que actualmente solo conocen los viejunos) y de cervecita fresca para celebrarlo. ¡!!Y como bajamos después la cuesta!!! De la plaza de Alcaraz hasta “la Atalaya” montados en bicicletos de variada gama (sólo con tope por arriba), con cara de velocidad y la boca abierta con las mejillas aleteando, que parecíamos los “jackass” esos, para una vez allí, ser recibidos con la chimenea al máximo de potencia donde pudimos poder a secar los vaqueros “permeables” de Billy y otras prendas último modelo en ropa técnica de los mejores puestos de “los invasores”.
Después de este episodio tengo la memoria algo confusa, creo que comimos y bebimos algo y después…bebimos y comimos, recordando que al final tomamos algo sólido con alguna bebida, para a continuación beber y comer un poco, que no va a ser todo padecer.
El caso es que las frases más repetidas fueron “el año que viene hay que volver” y “ya me he vuelto a meter en la habitación de los que roncan”, con lo cual tomamos nota mental y vamos pensando en la próxima, que como dijo antaño el poeta: “a que sitios más bonitos nos lleva el avispero…por eso os quiero”.
Como siempre un 10 para el personal de la Granja Escuela que se portan con nosotros de traca. Tanto es así que el año que viene igual les regalamos una placa conmemorativa o algo que no se coma, así que si nos queréis acompañar a llevarla, cuanta más gente mejor, por si acaso pesa…
