Ni año del
dragón, ni del mono, ni de la cabra, ni gaitas, éste es el año de la avispa, y
me da igual lo que diga el calendario chino. Y si no que se lo digan a los que
vinieron el sábado a celebrar nuestro primer añito.
Que aniversario, oiga. La plaza de Ledaña
hasta arriba de personal, cada uno con su bici, eso sí, no se vayan a creer. Y
qué bicis, señores y señoras, estaba toda la gama. Las había de materiales de
esos que si se parten la solución es soldarlo a lo bruto en la herrería del
pueblo y ¡hala!, a seguir rodando otros 50 años más, con esos sillines hechos
con el mismo molde que los tricornios de la guardia civil pero con dos muelles de
tractor debajo, que solo les falta respaldo, reposabrazos y una televisión en el
manillar para ser lo máximo en comodidad. Las había también de esas con ruedas
de tales medidas que solamente se encuentran ya en los mejores anticuarios, con
esas cubiertas amarillentas cuya goma el paso del tiempo ha convertido en cuero
del bueno y que no pinchan nunca porque no hay abrojo en el mundo que sea capaz
de traspasarlas, y con mas capas de pintura en el cuadro que la Sarita Montiel en
domingo. Hasta creí ver por allí alguna de esas bicis con suspensión, frenos de
disco y esas cosas modernas que se llevan ahora…
Y que me dicen de
la indumentaria…Salíamos de tal guisa que si en vez de hacer una ruta en bici
hubiésemos ido a hacer rafting o descenso de cañones solo nos hubiese faltado
el río o el cañón. Impermeables de vendimiar, cascos acuáticos, jerseys de
punto, zapatillas de andar por casa, en fin, lo más moderno en tecnología
ciclista, ya se harán ustedes cargo.
El caso es que en
la rutas fetén, con llenazo de gente en la más larga, con mucho valiente, algún
abandono y dos pinchazos, pero se subió y se bajó lo que hubo que subir y
bajar, cada uno con su estilo. La mediana menos masiva, pero sin incidentes,
con un tramo de senda y todo, para hacer bien los deberes y aprender que con
una bici de montaña todo es posible, y la ruta más suave con muchas risas y
anécdotas, con primer puesto en la llegada (se ve que iba la gente fuerte) y
con ausencia de pinchazos, probablemente por lo que les contaba de las ruedas y
los abrojos, así que el coche escoba muerto de aburrimiento y con el portabicis
criando polvo.
Y qué decir de la
comida… Si cuando hay que mover el esqueleto la cosa sale bien, cuando hay que
mover la mandíbula no puede mas que mejorar, y con mister Perdi a los fogones
el éxito está asegurado, así que cervecita fresca para combatir el calor,
muchas manos para poner la mesa y paella para todos. Para los niños refrescos y
balón, que entretiene lo suyo y mantiene a raya a las fieras. Y como de una
sale otra, gracias al buen hacer del vino de Ledaña y de nuestros grandes
amigos Fede y Asun, entre café y tarta se fraguó una de las se podrían
convertir en clásicas del Club, una ruta conjunta de senderismo y bici, este
año en La Pesquera
y para todos los públicos, a la cual casi que solo falta poner fecha. Pero cada
cosa a su tiempo…
En fin, que
nosotros encantados y con ganas de más, que con vosotros da gusto, no dejéis de
ver las fotos, que hay bastantes, y si hay alguien que no sale que haga por
perdonarnos, que ha sido involuntario. Por último, y a riesgo de pasarme de
cansino, dar las GRACIAS con mayúsculas a los demás miembros de la organización
por este tinglado y tantos otros pasados y futuros. Si la gente pusiese para
todo la ilusión con que nosotros hacemos esto, el mundo funcionaría un poquito
mejor…
Pues si que habia foto Asun!!!!
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